Llega la primavera con el buen tiempo y el sol, pero en muchos casos viene acompañada de las, tan temidas, alergias, que pueden provocar alteraciones en nuestros ojos tales como picor, lagrimeo, enrojecimiento, secreciones o legañas e inflamación. En algunos casos se complica provocando conjuntivitis alérgica.
Esta, se produce cuando alguna partícula de una sustancia a la que somos alérgicos, entra en contacto con nuestro globo ocular a través de la conjuntiva. El sistema inmunitario lo considera como un agente externo invasor, y para protegerse, el organismo produce anticuerpos que hacen que se liberen ciertas sustancias químicas, culpables de desencadenar los síntomas característicos de la alergia.
Existe una predisposición genética, por lo que puede haber antecedentes de algún familiar con alergia. Es determinante el tipo de alergia ocular e identificar el alérgeno responsable para enfrentarla con mayor precisión y efectividad.
El mejor tratamiento para cada caso vendrá determinado por el tipo de afectación. Lo normal es que la alergia afecte también a la nariz, la respiración o la piel. Si se limita a los ojos se tratará con medicamentos antialérgicos en colirio. Desde el IOB te recomendamos no frotarte los ojos, ya que corres el riesgo de provocarte erosiones en la córnea.
Es fundamental no automedicarse para tratar la conjuntivitis alérgica ya que pueden empeorar los síntomas. Existen colirios con antibióticos o corticoides, que sin prescripción del oftalmólogo pueden derivar en complicaciones más importantes.
Te damos algunos consejos para sobrellevar mejor estos meses:
Evita el contacto directo con el polen.
Si se sales, utiliza gafas de sol para proteger los ojos del polen.
Consulta diariamente cuál es la concentración de polen en tu ciudad.
Ventila tu casa.
Extrema la limpieza y evita la concentración de polvo en la casa.
Mantén las ventanas del coche cerradas.
La ropa se debe tender en el interior de la casa.
Tome los medicamentos recetados por su médico.